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'Inframundo', A Maze in 60 (Julio 2019, Madrid)

Actualizado: 22 ene 2020

Fuisteis a recuperar el ejemplar original de la Divina Comedia de Dante y acabasteis formando parte del mismísimo infierno. ¿Conseguiréis no ser devorados por las criaturas que allí habitan?



  • Nombre de la empresa: A Maze in 60

  • Nombre de la sala: Inframundo

  • Número de jugadores: 2-6 personas (sin opción a combate)

  • Precio: 50-90€ por sala (en función del número de jugadores)

  • Duración: 66.6 minutos


Debido a la acumulación de reseñas que teníamos pendientes, María y yo decidimos a principios de junio bloquear momentáneamente nuestra vena jugadora hasta que nos pusiésemos más o menos al día con el blog. Entre eso y que las últimas experiencias que habíamos tenido con salas de escape nos habían dejado un sabor agridulce, os podéis imaginar las ganas que teníamos de volver al ruedo.


En la graduación de los alumnos que terminaron el curso Craft Master organizado por los Plastic Robots, coincidimos con Ana y Joao, dueños de A Maze In 60 donde ya habíamos jugado a su primera sala: Origen. Ya por entonces nos dijeron que Inframundo, su segundo juego, tenía algo especial que nos iba a encantar y en aquel evento volvimos a hablar sobre el tema. ¡Consiguieron ponernos los dientes largos de nuevo! Por tanto, ahora que las reseñas pendientes se habían terminado, creímos que era un buen momento para visitar el infierno y celebrar mi sala número 100. Allí iba a soplar las velas hasta el mismo diablo. iY vaya si lo hizo!


La reserva


La reserva podréis hacerla a través de la página web seleccionando el juego correspondiente y la fecha en la que queréis ir. Además de la dificultad, el tiempo de la sala (66.6 minutos en lugar de los 60 minutos habituales) y la historia que rodea a Inframundo, podréis ver un video tráiler como si de una película se tratara. ¡Así ya os vais metiendo en faena! Si no sabéis el número exacto de jugadores que vais a ser, la página web os da la opción de pagar una señal de 20€ y abonar la cantidad restante en el local cuando vayáis a jugar. Además, si queréis celebrar un cumpleaños, os permiten seleccionar un menú de entre varias opciones para que os podáis poner las botas antes de volver a casa.


Local, historia y objetivo


El local se encuentra a las afueras de Madrid, concretamente en Boadilla del Monte. Aunque pueda parecer que está demasiado lejos, si vais en coche estaréis allí en apenas media hora y aparcar es todo un lujo, pues cuentan con parking gratuito a tan solo dos minutos andando del local. Si por el contrario preferís utilizar el transporte público, la clave es Colonia Jardín. Desde allí podréis coger el metro (Línea 10), metro ligero (Línea 2) o autobús en la terminal de autobuses interurbanos. A Maze In 60 se encuentra entre las paradas de Ferial de Boadilla y Boadilla Centro.


Como llegamos con tiempo de sobra, decidimos tomarnos algo en la terraza del bar de enfrente. María, escogiendo muy estratégicamente la posición en la que tenía que sentarme (después entendí por qué), estuvo todo el rato muy pendiente de los coches que pasaban. Inocente de mí, ni siquiera me di cuenta de que estaba tramando algo, pero es que había cacahuetes delante y no había merendado. Llegada la hora, cruzamos la calle y nos plantamos delante de la puerta del local. En pleno proceso de subir una foto de la puerta a nuestro Instagram, esta se abrió y salió Joao a recibirnos. Tras dejar nuestras cosas en la taquilla, nos condujo hasta una sala de reuniones donde estuvimos jugando a algunos de los juegos que encontramos allí mientras terminaban de preparar el inframundo: encender las antorchas, colgar los cuerpos del techo, sacrificar vacas... Cosas del infierno, ya sabéis. Una vez que estuvo todo listo, nos acompañó hasta la poco iluminada antesala (perfectamente decorada para la ocasión) para dejarnos abandonados a nuestra suerte. Aquel lugar ya daba muy mal rollo y pocos segundos hicieron falta para que me llevase el primer sobresalto de la tarde asustando así a los demás.


Fue allí donde, gracias a un misterioso coleccionista de documentos antiguos, recibimos el walkie-talkie a través del cual se comunicaría con nosotros durante la partida. Además de ello, nos contó cuál sería nuestra misión: Babil, un famoso nigromante, se había perdido para siempre en el Inframundo llevándose consigo el ejemplar original de la Divina Comedia de Dante. Nosotros, como buenos e inocentes samaritanos, debíamos entrar en su morada y recuperar el libro donde Babi tenía apuntadas sus notas de trabajo de campo. Sin duda, uno de los mayores tesoros de la historia.


Ambientación y juegos


Con la sugestión por las nubes, entramos en la cabaña donde vivía el nigromante desaparecido. La ambientación estaba cuidada al detalle y de verdad sentimos que nos estábamos colando en la casa de alguien muy chungo. Gracias a la música de fondo y la tenue luz que iluminaba la zona, la tensión era tal que con un ojo mirábamos los elementos que íbamos encontrando y con el otro vigilábamos cada recoveco por el que podía salirnos cualquier ente extraño. Antes de entrar, tanto Joao como el coleccionista de documentos nos habían dicho que el primer paso sería encontrar un objeto que nos serviría de guía para el resto de la misión. Enseguida nos pusimos a ello y, pocos segundos después, conseguimos dar con él. Desde ese momento, el juego se abría por completo, dando lugar a una de las experiencias multilineales con mayor jugabilidad a la que nos hemos enfrentado hasta ahora.


Ante nosotros teníamos varios caminos que recorrer, los cuales confluían en un mismo objetivo que no os vamos a desvelar para no estropear la sorpresa. Además, el orden en que los llevásemos a cabo no importaba en absoluto, por lo que os podéis imaginar que las posibilidades que esto otorga a los jugadores son infinitas. Prácticamente desde el principio tendréis a vuestra disposición todos los elementos necesarios para resolver cada uno de los juegos, pero no tendréis ningún problema en identificar dónde y para qué se usan. Siguiendo las instrucciones de la guía, fuimos repartiéndonos el trabajo para realizar todas aquellas tareas. La mayoría de los juegos están basados en la apertura de candados, pero lejos de parecer pesado, es realmente divertido dar con los códigos correctos.


Para ello teníamos que enfrentarnos a una serie de pruebas en las que tendríamos que hacer uso de la lógica, habilidades físicas y de algo de lo que Maria y yo carecemos: valor. Tanto es así que, mientras Manu y Paco colaboraban mano a mano para resolver uno de los enigmas, nosotros nos pusimos a jugar a piedra, papel o tijera para ver quién se enfrentaba a uno de los juegos que más mal rollo daba. Finalmente, y tras dos empates, acabé perdiendo, pero fue María quien se sacrificó por mí. Os podéis imaginar que en este punto vivimos uno de los momentos más cómicos de toda la partida, aunque por entonces estábamos que nos hacíamos caquita encima.


La dificultad de los juegos no es muy elevada, algo muy común en las salas donde el factor miedo juega un papel importante. Y es que fueron varios los sustos que nos llevamos a lo largo de la partida, lo cual provocó que a nuestras neuronas les diese un microinfarto y no fuésemos capaces ni de sumar dos más dos. Sin embargo, el plato fuerte lo dejamos para el final, cuando tuvimos que enfrentarnos a la prueba de valor por excelencia. Si todavía no lo sabéis, soy más gallina que el Avecrem, así que os podéis hacer una idea de los gritos que metí. ¡Desde luego que después de aquello nunca olvidaré cuál fue mi sala número 100!


Por suerte, conseguimos pasar el mal trago más o menos rápido (a mí se me hizo eterno) y continuar así resolviendo los pocos juegos que nos quedaban para salir de aquella cabaña echando leches. En definitiva, se trata de una de las salas donde mejor lo hemos pasado. No solo porque este tipo de temática (aunque a María no le termine de convencer el terror) nos atrae bastante, sino porque además se nota que ha sido diseñada con todo lujo de detalles de principio a fin. Si os gusta la literatura y habéis leído la Divina Comedia de Dante, vais a encontrar referencias a cada paso que deis, pues todos los juegos y la forma de resolverlos están relacionados con el libro, algo que indudablemente favorece a la inmersión del jugador. Nosotros recomendamos la sala para un mínimo de tres personas, aunque si tenéis experiencia y el miedo no os bloquea demasiado, es viable que parejas de jugadores consigan salir a tiempo. iLo vais a disfrutar tanto que estaréis deseando volver al infierno!


¿Lo conseguimos?

Si la sala nos parecía de lo mejorcito que hemos jugado últimamente, no tenemos palabras para describir lo que ocurrió a continuación. Cuando por fin conseguimos abrir la puerta de la cabaña, me topé directamente con tres globos dorados gigantes que formaban un 100 y los chicos de A Maze In 60 (Joao, Ana y Ángel, nuestro Game Master) sujetando una tarta de chocolate personalizada. ¿Se puede pasar del infierno al paraíso en un microsegundo? Sí, se puede. Tras soplar las velas (ya os dije que allí lo iba a celebrar hasta el diablo), volvimos a la salita de reuniones para tomarnos un refresco y hacer buena cuenta de la tarta al tiempo que comentábamos la experiencia y nos reíamos del espectáculo que habíamos dado a través de las cámaras. ¡Habríamos pagado por vernos desde fuera!



Por si todo aquello fuera poco, antes de hacernos la fotografía de grupo me hicieron entrega de un último regalo: una taza con su logo y un mensaje de felicitación con mi nombre. iLos desayunos a partir de ahora van a saber más ricos! Desde aquí me gustaría dar las gracias a todo el equipo de A Maze In 60 y, por supuesto, a María (quien estaba metida en el ajo, de ahí que antes de entrar estuviese más preocupada de ver quién llegaba en coche que de beberse su botella de agua, por si veía llegar a Joao con la tarta) por organizarme una experiencia que, os aseguro, será inolvidable. ¡AILOFLLU!



Valoración y puntuaciones


- A destacar: La solidez de la historia y la correlación lógica de todos y cada uno de los juegos con respecto a la temática; el uso del cuerpo para resolver la mayoría de los enigmas a pesar del carácter tradicional de la sala (apertura de candados); el concepto de juego abierto, poder resolver todos los enigmas al mismo tiempo y que sea el jugador el que decida por dónde y cómo empezar aporta una gran jugabilidad; el trabajo del Game Master (nos hizo mucha ilusión coincidir con Ángel, alumno del curso Craft Master del que os hablábamos al principio), pues se trata de una sala donde es imposible parar y supo llevarla perfectamente en todo momento y equilibrar el factor miedo a cada uno de los jugadores.


- A mejorar: Hubo un elemento en la primera habitación que desentonaba con respecto al resto de la decoración, pero ya nos han dicho que tienen en mente llevar a cabo una serie de mejoras en ese aspecto para integrarlo mejor en la sala. Quizá notamos también que la ambientación hacia la parte final del juego decaía un poco en comparación con las primeras habitaciones, pero estábamos tan metidos en el papel que esta percepción enseguida pasó a un segundo plano.




Opiniones de otros jugadores: TripAdvisor



Datos de contacto:


Calle de Garcia Noblejas, 3, Local, 28660 Boadilla del Monte, Madrid

91 253 40 89 / 673 81 12 45


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