Ha llegado la hora de poner en práctica vuestros conocimientos sobre la civilización Maya y de embarcaros en una aventura para descubrir el significado de esta misteriosa palabra.
Acabábamos de volver a nuestra época tras resolver El Misterio de la Sagra cuando uno de nosotros comenzó a escuchar una misteriosa palabra. Al principio pensamos que el ajetreado viaje en el tiempo le había afectado más de la cuenta, pues por más que prestábamos atención no conseguíamos escuchar nada. Sin embargo, pocos minutos después, esa maldita palabra se fue haciendo con el control de nuestras mentes. Balamkú, Balamkú, Balamkú... ¿Acaso nos habíamos vuelto todos locos?
Aunque nos habría gustado celebrar el triunfo de La Sagra como se merecía, éramos incapaces de hacer oídos sordos (nunca mejor dicho) ante lo que estaba pasando, por lo que seguimos el eco de aquella palabra hasta llegar de nuevo al local de Illusion del que acabábamos de salir. ¿Pero cuántos misterios esconde esta gente ahí dentro?
La reserva
Cuenta la leyenda que, si estás destinado a descubrir Balamkú, será Balamkú quien te encuentre a ti. Sin embargo, en Illusion no están dispuestos a permitir que nadie se quede sin la oportunidad de descubrir los secretos que encierra la dichosa palabra. Para ello, han abierto en su página web un apartado de reservas destinado a todos aquellos aventureros que quieran intentarlo.
Lo único que tenéis que hacer es enviar vuestra solicitud escogiendo el día y hora que mejor os venga para viajar a la civilización Maya, indicar el número de exploradores (comprended que tienen que prepararos la mochilita con el sándwich de Nocilla para cuando llegue el momento de descansar en la jungla, por lo que saber cuántos sois les puede dar una idea de cuántos tarros de Nocilla comprar) y seleccionar el nivel de dificultad en función de vuestra experiencia en este tipo de misiones: Dora, la exploradora (para los aventureros más jóvenes), Nathan Drake (nivel fácil), Lara Croft (nivel medio) o Dr. Jones (nivel experto). Una vez hecho esto, tan solo queda pagar una señal de 20€ vía web el resto podréis pagarlo en persona el mismo día de la expedición.
Local, historia y objetivo
Si habéis leído qué tal nos fue en nuestra andadura por La Sagra, ya sabréis que el local de Illusion se encuentra en Fuenlabrada, muy cerca de las estaciones de metro Parque de los Estados y Fuenlabrada Central (Línea 12), así como de la parada de cercanías Fuenlabrada Central (C5). Aun así, si preferís ir en coche, hay un descampado a apenas dos minutos del campamento al que tendréis que dirigiros para comenzar la aventura. En este punto tenemos que decir que nos encantó la forma en que aparecen descritas dichas indicaciones en el mail de reserva. ¡Un gran detalle!
Tras seguir el rastro de la palabra Balamkú, llegamos por fin al campamento, situado en la región de Campeche, México. Dada la gran cantidad de mosquitos que encontramos nada más poner un pie en la selva, lo primero que hicimos fue cubrirnos las manos con un curioso brebaje tan potente que, según rezaba la etiqueta, estaba hecho a prueba de insectos y de virus pandémicos. Una vez protegidos, la peculiar (dejémoslo ahí) hija de un antiguo profesor nuestro, gran arqueólogo donde los hubiese, nos contó que en uno de sus últimos viajes a Chichén Itzá se perdió su rastro durante aproximadamente tres meses. Cuando regresó, se había convertido en un ermitaño paranoico (damos fe, ni siquiera se acordaba de nuestros nombres en clase) que no hacía más que repetir una y otra vez la extraña palabra que nos había llevado hasta allí: Balamkú. Sin embargo, dos meses atrás, durante su lecho de muerte, le confesó a su hija, nuestra anfitriona, que aquella palabra estaba relacionada con algo que le marcó durante su última expedición. Su último deseo antes de morir fue que su hija continuase con su legado, pero no podrá hacerlo si no la ayudamos antes a descubrir el secreto de Balamkú. Con recompensa de por medio... ¿Quién se iba a negar?
Ambientación y juegos
Confesamos que estábamos tan emocionados por llegar a Chichén Itzá que cometimos un error de principiante: no estar atentos a nuestro entorno. Cuando quisimos darnos cuenta, fue demasiado tarde: habíamos sido completamente engullidos por la selva. Allá donde mirásemos, lo único que veíamos era vegetación, algún que otro ejemplar de la fauna local y restos de yacimientos Mayas. Todo parecía apuntar a que estábamos en el lugar correcto, aunque abrirnos paso hacia el corazón de aquella región no iba a ser tarea fácil. Por suerte, contamos con la ayuda de un divertido habitante de la zona que nos fue guiando cada vez que nos quedábamos atascados en algún punto de la misión. Y ya os adelantamos que no fueron pocas...
Al contrario de lo que sucede con El Misterio de la Sagra, en Balamkú el juego está abierto a distintas posibilidades prácticamente desde el principio y así se mantiene hasta el final. Básicamente, se os plantearán una serie de objetivos, cada uno de ellos a su debido tiempo, y seréis vosotros quienes decidáis en qué orden resolver los distintos juegos que os conducirán al éxito. Esto permite que los jugadores puedan dividirse las tareas, de modo que cada uno de vosotros pueda centrarse en un enigma diferente. Eso sí, tened cuidado, porque la selva está viva y esconde más de un secreto que puede poner en peligro vuestra misión. En este sentido nos llamó la atención un efecto en concreto que, aunque ya habíamos visto con anterioridad en una sala de la capital, creemos que aquí está mejor integrada y, desde luego, consigue transmitir al jugador la sensación de que, si no se da prisa, la selva no tendrá piedad con él.
En cuanto a la naturaleza de los juegos, predominan aquellos de carácter mecánico, lo que hace que sea una sala muy divertida en la que es fundamental interactuar con ella. La dificultad de alguno de ellos es elevada, lo que nos frenó bastante en alguna ocasión, sobre todo en la última parte de la sala. No sabemos si es porque estábamos agotados mentalmente después de haber jugado El Misterio de la Sagra apenas unos minutos antes, pero uno de los enigmas finales se nos atragantó en exceso. Por más que intentábamos poner en conjunto nuestras ideas y por más pistas que recibíamos de nuestro nuevo mejor amigo, no conseguíamos ver la solución. Fue una lástima, porque es cierto que rompió un poco el flow que llevábamos hasta el momento. Seguramente vosotros seáis mejores exploradores que nosotros y no tengáis ese problema.
En definitiva, Balamkú es una sala hecha a medida para las almas más aventureras. Por su tamaño más que por su dificultad (al fin y al cabo esta es regulable a la hora de hacer la reserva), creemos que el número de jugadores idóneo es de cuatro personas. Si sois más podéis llegar a entorpeceros en alguna que otra ocasión. Así que, dicho esto, ¿a qué estáis esperando para perderos vosotros también por la selva?
¿Lo conseguimos?
A pesar de la humedad, los bichos, el calor asfixiante y la sensación de que el peligro acechaba en cada esquina, conseguimos salir con vida de la selva. Por supuesto, descubrimos qué era lo que se escondía tras la palabra Balamkú, aunque eso es algo que mantendremos en secreto para siempre. Si queréis saberlo vosotros también, solo tenéis que calzaros vuestras mejores botas y al lío.
Valoración y puntuaciones
- A destacar: La ambientación y el hecho de haber creado dos salas tan diferentes entre sí en cuanto a la temática se refiere; la forma que tiene el Game Master para dar las pistas, sin duda una de los puntos más divertidos y desternillantes de la sala; lo bien integrados que están los juegos con la naturaleza de sala y la capacidad que se le brinda al jugador para interactuar con el entorno.
- A mejorar: Creemos que algunos de los juegos eran menos intuitivos que otros, lo que puede provocar que el flow del jugador se vea mermado en alguna ocasión.
Opiniones de otros jugadores: TripAdvisor
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