Calibrad vuestros mejores detectores de actividad paranormal y descubrid qué ocurrió en el interior de este antiguo club social donde los llantos y lamentos pondrán los pelos de punta a más de uno.
No sabemos por qué, pero siempre que estamos de vacaciones sucede algo que pone fin a ese oasis de calma tan ansiado por cualquiera de nosotros a lo largo del año. Esta vez recibimos la llamada de los chicos de El Búho. Entre el ruido de las olas y que la cobertura era más bien pésima en aquella isla paradisíaca, nos pareció escuchar las siguientes palabras sueltas: abandonado, ruidos, Comendadoras de Santiago.
De repente, la voz de nuestro interlocutor se vio interrumpida por un susurro ahogado. Sonaba como si al mismo tiempo que hablase, algo borbotease en el interior de su garganta. "No os acerquéis a La Zona". La llamada se cortó y allí me quedé, mirando al vacío, viendo cómo lo que quedaba de aquel maravilloso día en la playa se iba al garete. Sin pensarlo dos veces, recogí mis cosas y, de camino al coche, marqué el número de los dos mejores investigadores de sucesos paranormales con los que sabía que podría contar. ¡Que tiemblen los Warren!
La reserva
Sabemos que estas cosas de los espíritus no son moco de pavo y que muchas veces, aunque parezca que el sitio haya sido purificado, las almas atormentadas a menudo vuelven a hacer de las suyas. Por esta razón, los chicos de El Búho han puesto a vuestra disposición un formulario de reserva a través de su página web para que vosotros también podáis pasaros por allí e ir limpiando el ambiente de presencias extrañas de vez en cuando.
Lo único que tenéis que hacer es ver cuándo tenéis un hueco libre en vuestra atareada agenda como investigadores de lo paranormal y elegir el número de personas que vais a ser. Una vez hecho esto, se os preguntará cuánta experiencia tenéis en este tipo de casos y el nivel de terror que andáis buscando (misterio, tensión o terror con actores). Os recomendamos que elijáis la última opción, pero esto es a gusto del consumidor. Por último, podréis escoger entre pagar el total de la actividad o simplemente una señal de 30€ y el resto abonarlo en el club social el día de vuestra llegada.
Local, historia y objetivo
Como no teníamos más datos además de las tres palabras que habíamos conseguido escuchar durante la llamada de teléfono, nos presentamos directamente en la Plaza de las Comendadoras de Santiago. De hecho, es en ese mismo lugar donde tendréis que comenzar vuestra andadura. Esta plaza se encuentra en pleno barrio de Malasaña, por lo que tenéis que tener en cuenta que la circulación por esta zona de Madrid está limitada y que quizá os compense más llegar hasta allí en transporte público. Las líneas de metro más cercanas son Ventura Rodríguez (Línea 3), Noviciado (Línea 2) y San Bernardo (Líneas 2 y 4). Apenas tardaréis unos minutos andando desde cualquiera de ellas hasta la plaza.
Una vez allí recibiréis instrucciones que os conducirán hasta la entrada del club social. Gracias a que Manu, nuestro especialista en tareas de observación, fue muy avispado durante el camino, no tardamos nada en llegar hasta el punto de encuentro. Tras llamar a la puerta, el padre Matías nos recibió con muy mala cara. Se notaba que estaba aterrorizado. Con paso inseguro, entramos en el interior del edificio para desinfectar nuestros zapatos y limpiar nuestras manos de una forma muy original (estos chicos han conseguido hacer inmersivo hasta el hecho de echarse gel hidroalcóholico. ¡Lo más!).
Sin dejar de mirar a nuestro alrededor, acongojados por la estética y lo lúgubre de aquel lugar, escuchamos con atención al padre Matías. Nos contó que el edificio en el que nos encontrábamos había sido un club social hacía ya muchos años. Ahora, unos jóvenes habían decidido convertirlo en una sala de escape; sin embargo, pronto salieron corriendo al escuchar una serie de ruidos sin identificar que más tarde se convirtieron en lamentos y apariciones extrañas. Se cree que la cercanía de aquel edificio con el Convento de las Comendadoras de Santiago podría tener algo que ver, pero ni siquiera él se había atrevido a ir más allá de unas cuantas habitaciones, por lo que todo seguía siendo un misterio. Por suerte, había conseguido contactar con nosotros para que fuésemos hasta el final del asunto y conseguir que lo que quiera que se pasease por aquellos pasillos descansase en paz.
Ambientación y juegos
Si el camino hasta la primera de las estancias que tendríamos que investigar nos había dado yuyu, lo que vino a continuación no se quedó atrás. Comenzamos nuestra andadura en una habitación sencilla, decorada de forma austera donde los signos del paso del tiempo y el abandono eran más que evidentes. Estábamos tan nerviosos que, además de inspeccionar cada rincón de la sala, éramos incapaces de encontrar el eslabón que nos faltaba para empezar a abrir candados. Por suerte o por desgracia, una ayuda del más allá nos indicó el camino correcto, aunque si os digo la verdad, estábamos tan sugestionados que todavía no sabemos si aquel hecho fortuito fue obra de un espíritu o fuimos nosotros mismos los que lo desencadenamos. Sí, ese era el nivel, amigos.
Una vez sobrepasado el primer bache, cogimos algo más de ritmo. Gracias a ello pudimos dejar atrás la primera estancia, aunque no por mucho tiempo. La Zona está diseñada para que tengáis que volver sobre vuestros pasos en más de una ocasión y los juegos de luces serán los que os indiquen cuándo debéis hacerlo. De esta forma, iréis recorriendo los diferentes rincones del club social y de otros lugares que, sin desvelaros su naturaleza, pondrán a prueba vuestra valentía.
En general, la ambientación es bastante sencilla, pero recrea de una forma bastante fiel aquellos lugares que los chicos de El Búho han querido representar. De hecho, una de las zonas que más nos impactó porque no esperábamos encontrarnos aquello, era una estancia del propio edificio en el que habían incluido un par de juegos y poco más. ¡Eso es saber aprovechar el entorno y lo demás son tonterías! Más allá de eso, han sabido integrar perfectamente la manera de dar las pistas en función de la altura del juego en la que os encontréis así como la forma de desarrollar la historia y que sea el propio jugador quien, descubriendo datos y detalles a lo largo de la sala, vaya reconstruyendo lo que sucedió entre aquellas paredes.
En cuanto a la naturaleza de los juegos, se trata de una sala de carácter más bien clásico, donde la mayoría de los acertijos consiste en la búsqueda de códigos y llaves para abrir candados. Algo bastante acertado teniendo en cuenta que se trata de un edificio abandonado en los años 70. La dificultad de los mismos no es muy elevada, pero hay que tener en cuenta que al tratarse de una sala de terror (si habéis elegido esta modalidad), vuestro cerebro estará pensando en sobrevivir y no en resolver los enigmas. Tanto es así que en más de una ocasión necesitamos un pequeño empujón para seguir adelante. Bueno... y hablamos de un empujón casi literal, porque ninguno de los tres nos atrevíamos a hacer según qué cosas. Además de la aparición magistral de diferentes entes extraños cuando menos te lo esperas, hay que sumarle una prueba de valor que, por suerte, Cris y Manu lograron resolver justo antes de que un espíritu del más allá decidiese que yo era el más idóneo para continuar con ella. Digamos que se me apareció la virgen.
La cantidad de enigmas que vayáis encontrando será inversamente proporcional al nivel de terror que iréis experimentando. Lo que comienza siendo un Escape Room al uso pronto evoluciona hacia algo más y, aunque encontraréis acertijos que resolver hasta el último momento, el factor "experiencia" pasará a ser el principal protagonista. A nosotros nos gustó mucho esa idea y creemos que está muy lograda, pues llega un punto en que sientes que estás viviendo una película de terror y encontrar la solución a los enigmas es algo más bien secundario. En definitiva, se trata de una sala imprescindible en Madrid si eres amante del terror, por lo que os recomendamos encarecidamente que escojáis dicha opción. De lo contrario, estamos seguros de que también lo vais a disfrutar mucho, pero creemos que sería como ir a la playa y no mojar el culo en el mar: se queda a medias.
¿Lo conseguimos?
Aunque todo apuntaba a lo contrario, conseguimos salir de allí habiendo cumplido nuestro objetivo. Eso sí, por los pelos. Admitimos que con el factor terror en juego funcionamos a menos de la mitad de nuestras capacidades. ¡Pero, oye, nos va la fiesta! A la salida pudimos hablar con los dueños y Game Master de la sala, quienes nos sellaron el pasaporte de la ruta Horror Escape Tour. ¡Ojalá hagan cosas nuevas pronto para poder volver!
Valoración y puntuaciones
- A destacar: El gran trabajo de los Game Master, su actuación desde que abres la puerta hasta que consigues salir de allí es impecable, además de saber adaptar el grado de terror a cada uno de los jugadores; la naturaleza del juego, comenzando como una sala de escape y derivando hacia algo más grande; la inmersión conseguida gracias a detalles como la manera de dar las pistas en función de la altura de la historia en la que os encontréis y el modo en que integran cosas tan fuera de lugar como la desinfección de las manos.
- A mejorar: Aunque la ambientación es adecuada para representar aquellas estancias que los chicos de El Búho tenían en mente, es verdad que quizá se podrían incluir más elementos decorativos que vistan algo más algunas de las habitaciones para hacerlo todo más realista; el hecho de que a medida que avanzas haya menor cantidad de juegos puede quedarse corto para aquellas personas que elijan el modo misterio, pues sin el factor miedo jugando en contra puede resultar demasiado sencillo.
Opiniones de otros jugadores: TripAdvisor
Datos de contacto:
Plaza de las Comendadoras 10, 28015 Madrid
650 39 37 58
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