El destino de La Cosa Nostra, una de las familias de capos italianos más famosas de New York, depende de ti. Viaja hasta los años 70 y elimina cualquier prueba incriminatoria antes de que llegue el FBI.
Cada vez son más las salas que están abriendo sus puertas en la zona sur de Madrid. Si hacía unas semanas tuvimos la oportunidad de investigar El caso Vasiliev (Sapiens) y de viajar a la Edad Media con Las nieblas de Avalón (Reversum), agosto parecía ser un buen mes para convertirnos en capos gracias a La Mafia, de Clock60. Aunque estoy seguro de que María habría sido capaz de meterse en el papel con la misma facilidad con la que un jugador eufórico es capaz de arrancar un armario de cualquier sala, esta vez me acompañaría alguien que me conoce desde hace mucho más tiempo...
- Mamá, ¿te quieres venir a jugar a una sala de escape conmigo?
A pesar de que su primera respuesta fue "yo no sé hacer eso", acabó aceptando. Por si fuera poco, y puesto que seguían faltando miembros en la familia italiana, a nosotros se unieron mi tía (la cosa prometía cada vez más) y Sara, más conocida como "la chica del pelo rojo", a quien estoy seguro que habréis visto en alguna que otra fotografía de reseñas anteriores. ¡Ahora sí, familia de mafiosos al completo!
La reserva
La reserva se lleva a cabo a través de la página web, donde será necesario depositar veinte euros a modo de señal una vez hayáis seleccionado el día y la hora de vuestra sesión. Sin embargo, debéis tener en cuenta que el sistema de reservas online se cierra seis horas antes del comienzo de cada juego. Esto no quiere decir que no haya sesiones disponibles, bastará con que llaméis por teléfono para preguntarles si queda algún hueco libre para que podáis jugar. ¡Seguro que estarán encantados de recibiros!
Local, historia y objetivo
Como ya os hemos adelantado, el local de Clock60 se encuentra a unos cuantos kilómetros al suroeste de la capital, concretamente en Móstoles. La parada de metro más cercana es Hospital de Móstoles (Línea 12), aunque quizá prefiráis usar el coche para llegar hasta allí, lo cual os llevará poco más de media hora. La verdad es que nosotros no tuvimos ningún problema para aparcar, si bien es cierto que se trataba del mes de agosto y estaba todo el mundo de vacaciones. Aún así, daba la sesanción de que había bastantes zonas donde poder dejar el coche, por lo que no creo que os resulte extremadamente complicado.
Allí nos estaban esperando Javier y Susana, nuestros Game Master, quienes no dejaron de contagiarnos su entusiasmo durante todo el tiempo que estuvimos con ellos. Tras saludarnos, nos invitaron a entrar en la recepción, la cual estaba decorada con los colores predominantes en el logo: rojo, blanco y negro. Antes de entrar en el meollo del asunto, estuvimos charlando sobre las salas que habíamos jugado y, al ver que no todos contábamos con la misma experiencia como escapistas, hicieron especial hincapié en la explicación de las normas básicas de su sala y el funcionamiento de los candados que encontraríamos a lo largo del juego.
Una vez hecho esto, y valiéndose del acting para meterse en la piel de un peligroso capo, Javier nos condujo a través de la recepción hasta la puerta de la sala, donde nos contó cuál sería el objetivo de nuestra misión: acabábamos de viajar a los años 70, época en la que numerosas familias de la mafia italiana dominaban la ciudad de New York. Nosotros, como miembros de La Cosa Nostra, debíamos encontrar las pruebas que incriminaban a nuestra familia antes de que el FBI tuviese la oportunidad de hacerse con ellas.
Ambientación y juegos
En líneas generales se consigue transmitir la sensación de haber viajado hasta el domicilio de una peligrosa mafia de los años 70. Sin embargo, también tuvimos la impresión de que algunas de las habitaciones en las que se divide la sala podrían estar mejor decoradas en comparación con una de ellas que nos gustó bastante. Quizá se podrían incluir algunas mejoras en este aspecto, sobre todo al final de la experiencia, donde el número de elementos decorativos es algo menor, restando personalidad a la sala. A medida que avanzábamos en el juego, nos fuimos topando con diferentes objetos que cualquier gángster que se precie escondería en su casa. No obstante, también encontramos algún que otro elemento que no debería haber existido en dicha época a menos que Neutrex Futura fuese hermana de Al Capone (que en esta vida todo puede ser, también os digo).
En cuanto a los juegos, se trata de una sala no lineal en la que, en función de en qué zona os encontréis, os tendréis que enfrentar a enigmas de una naturaleza u otra. En un principio tendréis que sacar a relucir vuestras dotes detectivescas, pues predominarán los juegos de búsqueda y observación. Para los que ya me conozcáis sabréis que encontrar objetos escondidos no es mi fuerte (creo que ni aunque estén a la vista logro dar con ellos, y si no que se lo pregunten a María). Menos mal que ahí estaba mi tía para volver a mirar por donde, por supuesto, yo ya había mirado minutos antes y dar con el objeto que necesitábamos para continuar. ¡Empiezo a pensar que hay enanitos en las salas que dejan las cosas una vez que he buscado en ellas!
Superado el bache inicial, pasamos a otra habitación en la que los enigmas se volvieron más lógicos y deductivos. Encontramos candados de varios tipos, así que la dinámica se resumía a encontrar los códigos y llaves de los mismos por la sala. En este punto tuvimos un pequeño contratiempo, y es que uno de los candados ya estaba abierto, por lo que no pudimos disfrutar por completo de ese enigma en concreto. Además del juego anterior, disfrutamos especialmente con otro de ellos en el que tuvimos que afinar mucho uno de nuestros sentidos para poder resolverlo. ¡Menuda sorpresa cuando lo hicimos!
Cada vez estábamos más cerca de conseguir las pruebas que nos delataban, pero todavía teníamos que enfrentarnos a unos cuantos candados más. En esta ocasión, para resolverlos tuvimos que poner en juego nuestras capacidades físicas. Tranquilos, no tendréis que correr ni poneros a hacer flexiones, pero sí que tendréis que usar algunas partes de vuestro cuerpo para conseguir los códigos que os darán la libertad. Menos mal que llegamos a esta parte con bastante tiempo de sobra porque estuvimos unos buenos diez minutos tratando de encontrar la solución a uno de los juegos. Más o menos entendíamos la esencia del mismo, pero nos empecinamos en hacerlo de la manera que no era. Por suerte, Javi estaba muy atento a nuestros movimientos y cuando vio que no entrábamos en razón, nos dio la pista perfecta por el walkie-talkie. ¡Podríamos habernos tirado allí toda la tarde de no ser por él!
En definitiva, se trata de una sala con dificultad media repleta de enigmas de corte tradicional. En general, los espacios son pequeños, por lo que creemos que es perfecta para parejas o grupos de tres personas, pero no más. Los juegos están bien pensados e integrados en la historia, a falta de pulir algunos aspectos como puede ser la ambientación en algunos momentos.
¿Lo conseguimos?
Teníamos a todos los miembros del FBI amenazados con dejarles una cabeza de caballo en la cama en caso de que nos pillasen. Por suerte, no fue necesario que nos manchásemos las manos de sangre, pues conseguimos recuperar todas las pruebas incriminatorias en menos de sesenta minutos.
Tras echarnos unas risas con Javier y Susana recordando algunos de los momentos que habían tenido lugar en la sala, llegó la hora de inmortalizar el momento. Dicho y hecho, armados hasta los dientes y con dinerito fresco en las manos, nos hicimos la foto de grupo. Recordad nuestras caras, es posible que algún día nos cansemos de Nueva York y acabemos en vuestra ciudad dando un poquito más por saco. Capisci?
Valoración y puntuaciones
- A destacar: Nos pareció curiosa la forma en que se presenta el tiempo restante en la sala, muy adecuada teniendo en cuenta la temática de la misma. La originalidad de uno de los enigmas finales, a pesar de que nos quedamos atascados un buen rato en él.
- A mejorar: Tanto el briefing como el acting iniciales. Es cierto que llevaban poco tiempo abiertos al público, por lo que se notaba que estaban nerviosos. Quizá eso les impidió meterse por completo en el papel de capo, restando algo de credibilidad a la teatralización. La ambientación de algunas de las salas, se podría conseguir más en este aspecto, sobre todo en una de ellas, la cual en comparación con el resto nos resultó un tanto aséptica.
Opiniones de otros jugadores: TripAdvisor
Datos de contacto:
Calle Río Genil 23 (entrada por Alfonso XII), 28934 Móstoles
689 76 93 32
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