Atrévete a adentrarte en las oscuras y misteriosas calles de Whitechapel para descubrir la identidad del asesino más famoso y despiadado de Londres: Jack el Destripador.
Nombre de la empresa: La Orden Escape Room
Nombre de la sala: Jack el Destripador (Whitechapel)
Número de jugadores: 2-6 personas (sin opción a combate)
Precio: 100€ - 162€ (en función del número de jugadores)
Duración: 75 minutos
Por fin llegó el solsticio de verano y con él el temido calor a la capital. Algunos miembros del grupo no llevamos demasiado bien eso de la altas temperaturas, por lo que se nos ocurrió la maravillosa idea de hacer un viaje express a algún sitio más frío. Tras barajar varias opciones, finalmente nos decantamos por la húmeda ciudad de Londres.
Al llegar a nuestro hotel, dejamos las maletas y salimos a hacer algo de turismo. Tras varias horas caminando sin parar, nos dimos de bruces con una puerta de aspecto antiguo que llamó poderosamente nuestra atención. Imaginando que se trataba de un bar y que podría estar bien parar para descansar y beber algo, golpeamos varias veces los tablones de madera. Si llegamos a saber lo que estaba a punto de ocurrir allí dentro, quizá nos lo habríamos pensado dos veces...
La reserva
Si hay algo que nos gusta de La Orden Escape Room, más allá de sus salas, es el diseño de la página web. No solo por la cantidad de detalles que incluye, sino porque además se trata de una pieza clave para transmitir al cliente esa identidad que pretenden crear entorno a su empresa: la de una hermandad secreta cuyo objetivo es conocer la versión de aquellos personajes históricos que han protagonizado sucesos que han marcado un antes y un después en la sociedad. De verdad, echadle un ojo a la web, porque es una verdadera delicia.
Es precisamente a través de esa página web como tendréis que hacer vuestra reserva si queréis demostrar que estáis listos para convertiros en Gran Maestre de La Orden. Tan solo tendréis que seleccionar la experiencia en la que queréis probar suerte, el número de candidatos, el día y hora de vuestra visita y, en el caso de Whitechapel, el nivel de terror que estáis dispuestos a soportar. Y digo nivel de terror porque incluso en el modo tensión habrá algún que otro momento que os pondrá los pelos de punta....
Local, historia y objetivo
Como habréis podido imaginar, aquella puerta misteriosa no conducía a ningún bar, sino a la mismísima central de La Orden. Dicha central se encuentra entre los barrios de La Chopera y Delicias, siendo las paradas de metro más cercanas Legazpi (Líneas 3 y 6) y Delicias (Línea 3). Tras dejar nuestras mochilas en los baúles habilitados para ello (Nando, no sabes cuánto nos acordamos de ti y tu alusión a los ataúdes para niños), prestamos atención a un vídeo en el que se nos informaba de las normas básicas de la sala así como de nuestra misión.
Resulta que, al atravesar la puerta, habíamos aceptado viajar a 1888 y nos encontrábamos a punto de adentrarnos en uno de los barrios más peligrosos de Londres por aquella época: Whitechapel. Al parecer, un despiadado asesino en serie conocido como Jack el Destripador, cuya identidad seguía siendo un misterio, había acabado con la vida de varias prostitutas. Si queríamos demostrar que éramos dignos de pertenecer a La Orden, tendríamos que seguirle la pista para descubrir quién era el autor de tan brutales crímenes. ¿Estaríamos dispuestos a poner nuestras vidas en juego?
Ambientación y juegos
Tras seguir meticulosamente las instrucciones del vídeo, llegamos hasta la zona que nos darían acceso a Whitechapel. En este punto tuvimos el primer contratiempo de la tarde, no sabemos si debido a los nervios por lo que nos pudiese pasar al otro lado o porque seguíamos disfrutando de la ambientación de lo que acabábamos de dejar atrás. El caso es que tardamos unos segundos más de la cuenta en hacer algo que un niño pequeño habría logrado hacer con los ojos cerrados. Eso sí, sirvió para echarnos unas risas. Las últimas que se escucharían durante los siguientes setenta y cinco minutos...
La ambientación dentro de la sala es sencillamente espectacular. De repente, era como si realmente nos encontrásemos en uno de los callejones del mismísimo Londres. Ese impacto inicial, sumado a la lúgubre iluminación y la brillante actuación de Guillermo en su papel de Sam (mítico personaje también en Barcelona, donde se encuentra la sala original), hizo que desde el principio la sugestión alcanzase niveles bastante elevados en todos nosotros.
Con el miedo en el cuerpo, llegó la hora de ponernos en movimiento para explorar las calles y viviendas de la zona en busca de pistas que pudiesen ayudarnos a descubrir la identidad del asesino. Sin embargo, no tardamos en descubrir que Jack el Destripador sabía de nuestra existencia y que estaba dispuesto a darnos caza. A partir de entonces, se sucedieron varios momentos realmente escalofriantes que hicieron que los enigmas, aunque en apariencia sencillos, adquiriesen un plus de complejidad. Whitechapel cuenta con una serie de impactos visuales que tardaremos en olvidar gracias al acting tanto de Guillermo como de David, quienes, a pesar de llevar poco tiempo dirigiendo la sala (apenas llevaban abiertos unos días), tenían tal control sobre la misma que manejaban a la perfección los sustos, las apariciones y los tiempos de juego. ¡Impresionante vuestro trabajo!
En cuanto a los juegos, existe un patrón o mecánica que se repite a lo largo de toda la experiencia. Como suele ocurrir en las salas de este tipo, tendréis que volver en más de una ocasión sobre vuestros pasos, lo que brindará a los habitantes de Whitechapel nuevas oportunidades para hacer de las suyas. Este es, quizá, el punto que menos nos gustó, puesto que había veces en que sabíamos cómo avanzar sin necesidad de pasar por ese patrón, aunque entendemos que la gracia de ese punto es que el jugador reciba más sustos y que el Game Master tenga tiempo suficiente para preparar lo que pueda venir después.
Una de las cosas que más nos gustó de la sala, es que la historia se va desarrollando a medida que se resuelven los juegos, los cuales, por cierto, combinan mecanismos con candados en un equilibro casi perfecto. Descubrir la identidad de Jack el Destripador acabó implicando mucho más de lo que parecía en un principio, pero si queréis saberlo vosotros también, tendréis que armaros de valor y recorrer las calles de Whitechapel igual que hicimos nosotros.
Por último, deciros que para disfrutar de la experiencia en todo su esplendor, creemos que es importante elegir el nivel de terror más alto y no ser grupos demasiado grandes. Más de cuatro jugadores pueden ser demasiados.
¿Lo conseguimos?
Aunque en más de una ocasión estuvimos a punto de acabar empotrados en la pared cual Coyote por correr sin mirar por dónde pisábamos con tal de salir de allí con vida, terminamos con éxito nuestra misión.
Una vez finalizada la experiencia, estuvimos charlando un rato con Guillermo y David, quienes nos contaron algunos de los entresijos de la sala y con quienes compartimos un rato muy agradable en la central de La Orden. También supieron ponernos los dientes largos al hablarnos de sus otras dos salas, por lo que no tardaremos mucho en volver a vernos la caras. ¡Fue un verdadero placer, chicos!
Valoración y puntuaciones
- A destacar: La actuación de ambos Game Master durante toda la experiencia y la cantidad de impactos visuales que son capaces de grabar en la retina del jugador; la inmersión y la capacidad que tiene la propia sala para meterte de lleno en el juego; el desarrollo de la historia y su evolución a través de los enigmas.
- A mejorar: El vídeo inicial en el que te explican la historia de la sala rompe un poco la magia creada hasta el momento, creemos que con la información transmitida por Sam una vez llegáis a Whitechapel es más que suficiente. No tener audio dentro de la sala acaba suponiendo un hándicap tanto para los jugadores como para los propios Game Master, en nuestro caso tuvimos un contratiempo dentro de la sala y por más que lo decíamos en voz alta no pudieron solucionarlo hasta que ellos mismos se dieron cuenta de que algo estaba pasando.
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