Entrad en el antiguo orfanato, ahora abandonado, y descubrid los terribles secretos que se esconden tras sus inquietantes paredes. Eso sí, tened cuidado, porque no estaréis solos...
Nombre de la empresa: S-Time
Nombre de la sala: El orfanato
Número de jugadores: 2-5 personas (sin opción a combate)
Precio: 50-80€ por sala (en función del número de jugadores)
Duración: 60 minutos
Un martes cualquiera del mes de febrero. Estábamos comiendo por el centro cuando se nos ocurrió mirar qué salas estaban libres esa tarde. Para ello hicimos uso de nuestra preciada página web Escape Radar, una herramienta muy útil para elegir un Escape Room de última hora, como fue nuestro caso. Tras echarle un vistazo, finalmente nos decantamos por S-Time, que aunque no está contemplada en dicha web, hacía tiempo que queríamos probar.
La reserva
Fue algo bastante precipitado así que, siguiendo sus indicaciones para formalizar reservas en el mismo día, les escribimos por whatsapp para ver qué tenían libre y a qué hora. Fueron muy rápidos en su respuesta, no me dio tiempo siquiera a dejar de nuevo el móvil sobre la mesa cuando nos dijeron que podíamos jugar a Misión Imposible, sala que confieso tener muchas ganas de visitar desde que leí que a cada jugador se le asigna un papel diferente a desarrollar durante el juego.
Sin embargo, a los pocos minutos nos volvieron a escribir diciendo que se habían equivocado y que la sala que estaba libre, para satisfacción de mi amiga, a la que sé que le encanta verme pasando miedo, era El orfanato. Ninguno de los cuatro que seríamos aquella tarde la habíamos hecho así que aceptamos más que encantados. ¡Prometía ser una tarde terrorífica!
Local, historia y objetivo
El local se encuentra en el barrio de Chamberí (metro más cercano: Moncloa –Líneas 3 y 6), así que no tardamos nada en llegar en transporte público desde el centro. La zona me trajo muchos recuerdos de mi época de estudiante, que no es que hayan pasado tantos años, ni mucho menos, pero hacía tiempo que no me pasaba por allí.
Dejando la melancolía a un lado, que parezco Camilo Sesto, llegamos al local cinco minutos antes de la hora acordada. Nada más entrar nos quedamos alucinados con la cantidad de post-it y objetos curiosos expuestos a pie de calle. Sin embargo, al bajar las escaleras nos sorprendimos todavía más. Nos encontrábamos en la recepción más grande que habíamos visto hasta el momento en una sala de escape. Decorada en tonos azules, con las imágenes promocionales de las salas colgadas en la pared a modo de carteles de cine, atrezzo para fotos por todos lados, juegos de ingenio repartidos por las mesas... ¡brutal!
Enseguida nos atendió nuestro Game Master, quien nos indicó que dejásemos nuestras cosas en las taquillas antes de entregarnos un walkie-talkie y conducirnos hasta la puerta del orfanato. Antes de entrar nos comentó una particularidad de la sala y es que, a diferencia del resto, no podríamos ver cuánto tiempo nos quedaba para conseguir salir de allí con vida por la forma en que está configurada la habitación. Enseguida hicimos como los niños de Digimon con sus dispositivos y estiramos el brazo para enseñar nuestros maravillosos relojes de pulsera. ¡Tranquilos, tenemos el poder del tiempo en nuestras muñecas!
Sin más preámbulos, nos contó qué estábamos haciendo allí: como trabajadores del orfanato del que habíamos sido despedidos, ahora volvíamos para hacer una visita a nuestros antiguos compañeros, encontrándonos con que el edificio había sido abandonado. Vencidos por la curiosidad, tendríamos que entrar e investigar la verdad de lo que sucedió allí dentro durante el tiempo en que habíamos estado ausentes y escapar antes de que la presencia extraña que habita en el edificio nos diese caza.
Ambientación y juegos
Desde el momento en que atravesamos la puerta de entrada al edificio la cosa se puso fea... pero que muy fea. Solo nos hizo falta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que los sustos, para regocijo de mi adorable amiga, estarían más que garantizados. Me mentalicé de que no iba a pasar nada (dícese autoengañarse) y comencé a buscar por toda la habitación algo que pudiese servirnos para empezar nuestra andadura por el orfanato. Entre todos, conseguimos encontrar ese objeto que, muy a mi pesar, desencadenó el primer sobresalto de la tarde.
No hubo mucho que hacer en esta primera parte del juego, pero sí que nos regaló uno de los muchos momentos memorables del día. ¡No, no, no! ¿Pero dónde me escondo? Cuando todo volvió a la normalidad, ninguno quería ser el primero en hacer nada. Tampoco el último. Una de las particularidades de El Orfanato es que estaremos en continuo movimiento, pasando de una zona a otra, cada cual más terrorífica. La mayoría de juegos son mecánicos, de hecho no tuvimos que abrir ningún candado, lo cual hace que la presencia de ese espíritu que nos perseguía se hiciese patente a cada paso que dábamos.
Hubo un juego que nos retrasó más que el resto, el típico acertijo que por más que lo has oído nunca te acuerdas de la forma de resolverlo. Por suerte, nuestro Game Master estaba ahí para darnos la clave exacta y conseguir salir del entuerto. Aunque casi mejor no haberlo hecho, porque después llegó una de las partes más inquietantes de la sala. A pesar de lo mal que lo pasé por los nervios de encontrarme en una situación tan de película de terror, disfruté muchísimo llevando a cabo uno de los juegos más originales que he hecho hasta el momento, en el que la colaboración con los compañeros es fundamental.
Lo pasamos realmente bien disfrutando de ese factor miedo que nos frenó al avanzar en varias ocasiones, aunque es cierto que la sala se nos hizo muy corta. Todos tuvimos la sensación de que nos habíamos quedado a medias cuando se abrió la puerta que nos permitiría escapar con vida del orfanato. Creemos que cuentan con habitaciones suficientes como para incluir más juegos en lugar de hacer solamente dos o tres por sala, sacarle algo más de jugo al asunto.
Se trata de un juego lineal, perfecto para parejas o principiantes que estén internándose en el mundo del escapismo, pero demasiado sencillo para los jugadores más experimentados. Aún así, agradecimos ese carácter tecnológico de la sala que tanto nos gusta para desconectar un poco de los códigos y candados tan presentes en otras empresas. ¡Fue una tarde de miedo!
¿Lo conseguimos?
A pesar de tantos sobresaltos y temor a avanzar en más de una ocasión, conseguimos descubrir la inquietante verdad de lo sucedido allí dentro y salir del orfanato con unos veinte minutos de sobra. ¡Todo un récord para nosotros!
Nuestro Game Master ya nos estaba esperando al otro lado para hacernos la foto de recuerdo, que más variopinta no pudo quedar, todo sea dicho. Cada uno cogimos un objeto que nada tenía que ver con el de al lado, dando como resultado una de las fotos más divertidas que nos han hecho hasta el momento. Después de ello apenas tuvimos tiempo de hablar con él, pues enseguida llegó otro grupo y ni siquiera pudo despedirse de nosotros como nos habría gustado.
Valoración y puntuaciones
- A destacar: La temática del juego (no hay mucha salas de terror en Madrid por lo que es divertido encontrarse con habitaciones de este tipo de vez en cuando), el carácter tecnológico de la sala (muy bien hilado con la presencia del espíritu), las situaciones inquietantes que se viven dentro del ofanato.
- A mejorar: La duración y dificultad de las pruebas (pocos enigmas para tantas habitaciones, aunque bien es cierto que el factor miedo juega en contra muchas veces y habrá grupos que hayan salido con menos tiempo que nosotros), incluir el tiempo de salida en la foto grupal, la teatralización a la hora de explicar el objetivo del juego y despedida del Game Master (aunque a su favor tenemos que decir que estaba solo para todos los grupos, por lo que no podía detenerse demasiado con cada uno de ellos).
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