El mundo mágico está a punto de sucumbir a las fuerzas del mal y solo los magos más habilidosos serán capaces de restaurar el equilibrio utilizando la Piedra Filosofal. ¡Necesitamos vuestra ayuda!
Nombre de la empresa: Lostroom
Nombre de la sala: Academia de Magia
Número de jugadores: 3-6 personas (sin opción a combate)
Precio: 60€ - 90€ por sala (en función del número de jugadores)
Duración: 60 minutos
Mi primo Álvaro cumplía doce años hace unas semanas y, como ya le pasase en su día a Harry Potter durante su undécimo cumpleaños, recibió una extraña carta de un misterioso remitente. Nos encontrábamos en medio de la celebración familiar, por lo que enseguida le pedimos que la abriese y la leyera en voz alta. Su timidez no le dejó hacer esta última parte, por lo que, una vez terminó de leer la carta en silencio, fuimos pasándola de mano en mano para conocer su contenido.
Fue así como descubrí que había sido escrita del puño y letra de mi antigua profesora McGonagall, del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, en la que avisaba a mi primo de un desequilibrio entre las fuerzas del bien y del mal y solicitaban su ayuda junto a la del resto de miembros de su familia para ponerle solución. No había tiempo que perder, por lo que cogimos nuestras varitas y nuestras túnicas de magos y pusimos rumbo a la delegación de Hogwarts en Madrid para reunirnos con la profesora y averiguar cuál era nuestra misión.
La reserva
En caso de que vosotros también queráis ayudar en la lucha contra El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, deberéis confirmar vuestra asistencia a través de la página web, indicando la fecha y hora en la que acudiréis y el número de magos que seréis. En la web podréis encontrar toda la información necesaria sobre el objetivo de la misión y consejos para participar en ella, especialmente si asisten magos jóvenes. Para que no digáis que el mundo mágico no se ha modernizado en los últimos años... ¡Las lechuzas son cosa del pasado!
Local, historia y objetivo
El local de Lostroom se encuentra en frente de la Plaza de Toros de Las Ventas y de la parada de metro con el mismo nombre (Líneas 2 y 5). Nosotros fuimos hasta allí en coche y, una vez aparcado, encontramos el local fácilmente gracias a que en la puerta nos esperaban varios grupos de niños emocionados por la aventura que estaban a punto de vivir. Llamamos al timbre y pasamos al interior del local donde, tras esquivar a varios niños que corrían por el hall más rápido que el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas, nos presentamos a una de las Game Master que esperaban tras el mostrador. Tras algunas complicaciones con el sistema informático, por fin dieron con nuestra reserva y nos indicaron que debíamos abonar en ese momento el importe total de la experiencia y que podíamos guardar nuestras pertenencias en las taquillas dedicadas a ello.
Justo cuando terminamos de poner nuestros objetos a buen recaudo, se reunió con nosotros la que sería nuestra Game Master aquella tarde. Como suele ser habitual antes de entrar en la sala, comenzó a explicarnos las normas básicas y, cuando le pedí que antes explicara a mis dos primos pequeños de 12 y 9 años donde nos encontrábamos y en qué consistía un Escape Room (para ellos era un sorpresa y lo único que sabían es que tenían que ayudar en la guerra mágica contra el mal), hizo caso omiso de mi petición y continuó explicando las reglas por el punto en el que se había quedado. Dicho comportamiento no nos hizo sentir cómodos, ya que sospechábamos que podría confundir a mis primos el no saber en qué consistiría la dinámica del juego, lo cual consideramos que es vital que quede claro a todos los jugadores y más si es la primera vez que juegan y son niños.
Tras terminar de explicarnos las dos únicas reglas que debíamos aplicar en la sala (no usar la fuerza ni nada que estuviera a gran altura), nos indicó de manera breve que debíamos entrar en Hogwarts, el famoso colegio de Magia y Hechicería, para encontrar la Piedra Filosofal que ayudaría a los magos a ganar la guerra, nos entregó nuestros uniformes para no desentonar con el ambiente y nos condujo de manera más muggle que mágica hasta la puerta del colegio.
Ambientación y juegos
Una vez en el interior vimos que nos encontrábamos en una estancia que muy probablemente correspondía a la sala común de una de las casas de Hogwarts y mis dos primos se quedaron ojipláticos y sin creerse dónde estaban. Tras alucinar durante unos cuantos segundos, por fin reaccionaron y comenzaron a moverse por la habitación y a rebuscar entre los objetos que había allí. Cuando les pregunté qué hacían, su respuesta fue sencilla y lógica en base a las instrucciones que la Game Master les había dado: "Pues buscar la Piedra Filosofal, ¿qué vamos a estar haciendo si no?". Fue en ese momento cuando Paco y yo tuvimos que explicarles que no sería tan sencillo y que para encontrar el preciado objeto antes tendrían que resolver toda una serie de juegos y enigmas que les darían las pistas necesarias para resolver nuevos acertijos. ¿Recordáis la explicación que pedimos a la Game Master durante el briefing? Pues eso...
Aclarado este punto, empezaron a leer con detenimiento la información que fueron encontrando y estableciendo las primeras relaciones entre los distintos elementos que había en la sala. Pronto se sintieron como peces en el agua y, aunque Paco y yo les orientábamos de vez en cuando y les dábamos alguna que otra pistilla, era la primera vez que jugábamos con niños y nos sorprendió lo rápido que entendieron la mecánica y lo rápidos que eran resolviendo los enigmas. Los juegos que nos encontramos tenían un buen equilibrio en cuanto a los de tipo lógico y físico, lo cual nos pareció muy acertado ya que a mis primos, como niños que son, todo lo que sea cacharrear, manosear, tirar y empujar les pareció muy divertido. Otro de los aspectos más positivos y que más nos sorprendieron es el carácter mecánico de muchos de los juegos, lo que aportaba un mayor factor sorpresa a la hora de resolverlos y que incluso en un momento determinado uno de nosotros diera un gritito. Vaaaaale lo confieso, la del gritito fui yo, que soy una cagona...
La dificultad de los juegos es bastante sencilla, por lo que no recomendamos la sala para jugadores con experiencia, a menos que vayan acompañados de niños y la idea sea introducir a los más pequeños en este mundillo. Aún así, tuvimos un par de momentos de bloqueo debido a que no conseguíamos encontrar la lógica de alguno de los juegos. La Game Master intervino en aquellos momentos que consideró necesarios para echarnos una mano; sin embargo, creemos que hay mucho margen de mejora en la manera de dar las pistas a los jugadores, ya que o bien nos daba información sobre cosas que ya habíamos resuelto o directamente nos decía la solución.
¿Lo conseguimos?
Ser más empollones que Hermione tuvo sus frutos y conseguimos resolver a tiempo todos los misterios que albergaba el castillo de Hogwarts hasta conseguir llegar a la Piedra Filosofal. La Game Master se encontraba dentro de la sala en el momento en que conseguimos hacernos con ella (suponemos que le pudo la emoción de ver cuatro magos tan prometedores en acción), por lo que sus felicitaciones no se hicieron esperar.
Tras disculparse por un incidente que le había impedido seguir nuestro juego como debía (agradecimos la explicación, aunque la manera en la que lo expresó delante de dos niños pequeños no fue para nada correcta), nos pidió que la acompañásemos a la salida. Nos encontrábamos de nuevo en el hall cuando de pronto me di cuenta de que algo faltaba, saqué mi varita y apunté al resto del grupo. ¡Petrificus Totalus! ¿Acaso íbamos a marcharnos sin una foto de recuerdo?
Valoración y puntuaciones
- A destacar: Buena combinación de juegos lógicos y físicos, así como de mecanismos para aumentar el factor sorpresa. La ambientación en una estancia de la sala nos sorprendió y resultó curiosa.
- A mejorar: El trato recibido a lo largo de toda la experiencia, ya que tuvimos la sensación de que el Game Master no se sentía parte del equipo ni se involucraba. La lógica de algunos aspectos del juego, ya que incluso un niño de 12 años fue capaz de ver algunas lagunas.
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