Vuestra escapada de fin de semana se ha ido al traste por completo. Tanto es así que acabaréis pasando la noche en un siniestro motel de carretera. Qué curioso, se llama como el hotel de "El Resplandor"...
Nombre de la empresa: Pi Theory Room
Nombre de la sala: Hotel Overlook
Número de jugadores: 2-6 personas (sin opción a combate)
Precio: 50-90€ por sala (en función del número de jugadores)
Duración: 60 minutos
Lo confesamos: hemos hecho trampas. Como ya sabéis, cada vez que María y yo nos planteamos hacer una sala en conjunto, dejamos que el azar decida por nosotros sacando un papel a ciegas de nuestra lámpara maravillosa. Sin embargo, aunque estábamos dispuestos a acatar las órdenes de nuestro particular genio escapista (y no nos referimos al carácter), nos pudo el antojo de visitar un local que teníamos fichado desde que abrió sus puertas: Pi Theory Room, en Rivas Vaciamadrid.
Hacía tiempo que no jugábamos a una sala de las que llamamos creepy (véase malrolleras o para mearse encima) y ya teníamos ganas de volver a vernos en una situación así. Sabíamos que una de las dos salas de este nuevo local estaba basada en uno de los hoteles más famosos de la literatura y el cine. ¿Os suena el Hotel Overlook? Seguro que a los fans de Stephen King sí, y mucho. Dicho y hecho, reservamos nuestra habitación en dicho hotel y fuimos para allá para ser protagonistas de nuestro propio Resplandor. ¡Ay, mamá!
La reserva
Atraídos por la temática de la sala, realizamos nuestro check-in en el hotel a través de la página web, donde tuvimos que dejar una señal de veinte euros para hacer efectiva la reserva. El resto del importe tendríamos que pagarlo una vez terminado el juego. Desde aquí os avisamos de que llevéis dinero en efectivo pues, aunque en la página web no lo mencionan, por ahora no cuentan con la opción de cobro con tarjeta.
Tras introducir nuestros datos, recibimos el correo de confirmación donde se nos citaba en las puertas del hotel a la hora prevista. Ya no había vuelta atrás. Jack, pórtate bien con nosotros...
Local, historia y objetivo
Como ya os hemos adelantado, el local se encuentra a las afueras de Madrid, concretamente en Rivas. Si tenéis la oportunidad de llegar en coche, estaréis allí en apenas unos minutos y no tendréis problema de aparcamiento. Por el contrario, si preferís usar el transporte público (o no os queda más remedio), la parada de metro más cercana es Rivas Urbanizaciones (Línea 9), la cual se encuentra a unos diez minutos andando. Pi Theory Room está situado en el interior de una plazoleta, por lo que no podréis verlo desde la calle. Sin embargo, estamos seguros de que si ponéis el GPS en el móvil, lo encontraréis enseguida.
Allí nos recibió Iván, quien sería nuestro Game Master en este particular hotel. A priori, nada parecía indicar que estuviésemos a punto de ser víctimas de un sospechoso botones, por lo que confiamos en él y escuchamos atentamente las normas básicas de la sala en aquella recepción morada. Y entonces, las cosas se torcieron: de repente nos convertimos en dos turistas que, tras planear una escapada de fin de semana, se habían perdido en mitad de la nada por culpa del maldito GPS (ese que os ayudará a encontrar el local). Como estábamos tan cansados, decidimos parar en el primer motel que encontramos en la carretera y... ¡sorpresa! El hotel Overlook tenía plazas disponibles para nosotros. Tras dar nuestros datos al amable botones que estaba a cargo del hotel y bebernos el vaso de agua que nos había ofrecido a nuestra llegada, todo empezó a volverse negro. Una sensación de peligro comenzó a invadir nuestro cuerpo. Ni siquiera podíamos movernos mientras caíamos redondos al suelo. Después, silencio...
Ambientación y juegos
Aunque la forma de entrar en la sala nos gustó bastante, podrían haberle sacado mucho más partido incluyendo algo más de acting al comienzo del juego: comportamiento y vestuario del Game Master acorde a un botones, un vaso de agua que se le dé a los jugadores antes de que se vuelva todo negro... en definitiva, elementos sencillos que aporten veracidad al por qué estábamos allí. Sin embargo, nos consta que ya están trabajando en ello y que dentro de muy poco la experiencia comenzará desde el momento en que se abre la puerta del local. ¡Así nos gusta! ¡La inmersión perfecta se consigue con los detalles!
Cuando por fin recuperamos el control de la situación y pudimos ver la sala en la que nos encontrábamos, el impacto inicial fue suficiente para meternos el mal rollito en el cuerpo (tampoco nos hace falta mucho, también os digo). Un poquito de esto por aquí, otro poquito por allá... ¡y voilà! Aunque tenía todo el sentido del mundo, ninguno de los dos esperábamos empezar el juego en las condiciones en las que lo hicimos. Aunque no era la primera vez que comenzábamos así una sala, la forma de solucionar ese pequeño contratiempo nos pareció muy divertida. A partir de ese instante, fuimos tirando de un hilo conductor que nos fue llevando de un juego a otro de forma bastante lógica, al tiempo que recopilábamos una serie de elementos que, por el momento, no podíamos usar.
La tensión creada desde el inicio gracias a la ambientación se mantuvo a lo largo de la primera mitad del juego, llegando a haber momentos en los que solo nos faltó jugarnos a piedra, papel o tijera quién entraría antes en las siguientes habitaciones. Sin embargo, esa sensación se deshizo ligeramente hacia el final de la partida. Quizá porque el juego se volvió multitarea y al estar los dos tan enfrascados en resolver los enigmas dejamos un poco aparcado el factor miedo, pero en cierta forma sentimos que la decoración pasó a limitarse a objetos necesarios durante los juegos en una sala que, por su tamaño, podría poseer muchos más elementos decorativos.
En cuanto al tipo de enigmas que encontraréis, se trata de una sala tradicional basada en la apertura de candados donde os toparéis con juegos en los que las matemáticas, la visión espacial y la falta de escrúpulos serán algunas de las piezas clave para poder seguir avanzando. Aunque es cierto que no son demasiado complejos, es importante que os dividáis el trabajo, pues llegado un punto habrá varias cosas que hacer al mismo tiempo. Así, mientras María se centraba en resolver los juegos basados en la observación y la asociación de ideas, yo me dediqué a darle caña a los puzzles y a la visión espacial.
En la sala no encontraréis ningún indicador del tiempo que os queda, pero sí que iréis recibiendo noticias a través de una curiosa voz que os irá informando de la posición de Jack y su famosa hacha, porque claro... ¿para qué jugar tranquilos pudiendo haber un psicópata armado deseando desmembraros? Por suerte, en un par de momentos en los que nos quedamos algo atascados, esa enigmática vocecilla nos echó un cable dándonos las pistas justas y necesarias, siempre de una forma sutil, para poder seguir avanzando. Cuando finalmente conseguimos llegar a la última habitación, yo estaba tan frenético (entendedme, me perseguía un tío con un hacha) que ni siquiera me di cuenta de que habíamos acabado y que María ya había conseguido abrir la puerta del hotel dando paso a nuestro Game Master. ¡Fue un momento realmente divertido!
En definitiva, Hotel Overlook es una sala para disfrutar en grupos de unas tres o cuatro personas en las que, sin llegar a ser de terror (algo que echamos mucho en falta en Madrid a pesar de lo mal que lo pasamos con estas cosas), viviréis algún que otro momento de tensión. Lo importante, como siempre, es que lo paséis bien. Al fin y al cabo... Mucho trabajo y poca diversión hacen de Jack un tipo aburrido.
¿Lo conseguimos?
Aunque en más de un punto nos quedamos paralizados por la congoja, conseguimos hacerle frente a nuestro miedo innato por las habitaciones oscuras y escapar de aquel maldito hotel antes de que Jack nos diese caza con su hacha (pobre Wendy, damos fe de que ella no corrió tanta suerte). A la salida pudimos comentar la partida con Iván, quien nos confesó que se echó unas risas con un comentario que hice dentro de la sala en relación a mis calzoncillos... ¡Si es que no se puede olvidar uno de que lo están escuchando en todo momento!
Antes de marcharnos, nos hicimos la foto de rigor con nuestros delantales bien "limpitos" y dejamos que Iván nos pusiera los dientes largos con respecto a su otra sala: Celda. Por lo que nos contó, (¡La leche, qué susto! ¡Acaban de llamar a la puerta buscando caramelos por Halloween y casi me da un parraque!), se trata de un concepto que se asemeja más al tipo de salas que podréis encontrar si vais a jugar a Barcelona. Obviamente, no pudo revelarnos mucho más al respecto. Sin embargo, ¡fue suficiente para que ya estemos deseando probarla!
Valoración y puntuaciones
- A destacar: La sensación de peligro que consiguen crear durante la primera mitad del juego; los continuos guiños a películas de terror como Saw, Poltergeist y, por supuesto, El Resplandor; la jugabilidad de la sala a partir del momento en que se pueden resolver diferentes enigmas al mismo tiempo, muy adecuado para grupos grandes; el papel del Game Master, que no solo interviene para dar pistas y la capacidad de sorprendernos para pasar de una sala a otra en algunos momentos.
- A mejorar: La ambientación en la segunda mitad del juego para no perder esa tensión creada desde el principio; la introducción a la sala, se podría sacar mucho partido a la historia por medio del acting para mejorar aún más la inmersión.
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